domingo, 16 de febrero de 2014

Duelo

Estos últimos días me estuvo resonando algo que dije el Jueves 'Fue como tener unas ganas increíbles de abrazar un alambrado de púas'.
En efecto, uno puede estar de duelo por muchas razones. Lo que primero se nos viene a la mente es que falleció una persona: familiar, amigo, pareja, conocido. En segundo lugar quizá se nos ocurra que el que falleció es una mascota, porque la falta física de nuestros compañeros animales también duele y cuesta curar. Seguimos pensando y ¡hey! a lo mejor cortó una relación amorosa,eso también suele ser un periodo de duelo, pero lo que nunca se nos ocurre es que se puede experimentar algo así al cortar una relación de amistad.
No todos los finales de una relación amorosa conllevan un duelo, lo mismo pasa con las amistades. En lo que a mi respecta, transité tres duelos por amistades.
El primero fue hace unos tres o cuatro años, el segundo fue hace poco más de un año y todavía no lo supero; el tercero, está a flor de piel, recién comienza.
Por eso, insisto en lo primero que dije. Lo vi entre mucha gente, durante todo el recital y en todo momento no tuve más que ganas de correr a abrazarlo como hice durante tantos años, pero me aguanté. Sabía que me iba a cortar y que no hay abrazo que remedie esos cortes. Porque sus abrazos ya no son reconfortantes ni cariñosos, mucho menos contenedores. Dejarme abrazar, o peor, forzar un abrazo con la ilusión de que sea como antes me va a lastimar tanto como me lastiman sus palabras cada vez que cruzamos argumentos.
El alambrado me va a generar cortes por más cariño que le tenga.

sábado, 20 de julio de 2013

¿Será que me carcome una nostalgia inconmesurablemente pelotuda, o que realmente pienso que podés llegar a leer lo que escribo por acá?
Yo te leo, cada tanto, cuando me dan ganas de saber de tu vida, y entiendo que no hay forma de poder volver a contactarte. También entiendo que me pasó lo mismo que a vos, nos sacamos un peso de encima, no nos bancábamos, nos fastidiaba hablar con la otra, nos dolía, nos hacía mal. 
Seguramente sepas que a mi me costó y me dolió mucho más, no por querer hacerme la víctima, sino porque vos siempre fuiste mejor para cortar por lo sano, siempre fuiste más fuerte y seguramente lo seguís siendo. Te defraudé, lo sé, pero convengamos que tenía 19 años, eran mis formas y los recursos que tenía en ese entonces. Ni idea que será de tu vida (más de lo que puedo leer, porque te sigo siendo en blogspot a diferencia tuya), pero aveces siento el impulso de hablarte...impulso que muere a los milisegundos de recordar porque te dejé de hablar y lo que se que pensás de mi por tener esa actitud. Estoy dispuesta a tragarme el orgullo y a pedir disculpas por esa chiquilinada. 
Dudo que alguna vez llegues a leer lo que escribo, a menos que recuerdes mi usuario de blogger y te percates de que tengo un blog nuevo, pero, just in case, me la re mandé y estoy dispuesta a tener una charla más o menos adulta dentro de lo que pueden contemplar nuestros 22 años de vida.
Sí, Belu, te hablo a vos.
  • Cada vez que me entero algo de su vida, lo que sea, no puedo evitar pensar: "me alegro de que sea tan feliz"

miércoles, 17 de julio de 2013

No es que me quiera volver vegetariana ni nada de esas boludeces, mucho menos quiero levantar bandera de anti sistema y ese tipo de cuestiones ultra dogmáticas, cerradas, que no hacen más que provocarme un profundo rechazo y desánimo por lo que tiene la gente en el cerebro, pero creo que tengo un problema y quiero reflexionar al respecto (?)
Algunos fuman, otros no se despegan de sus smartphones, juegan todo el día a la computadora, comen que da miedo o se inyectan heroína, yo soy adicta a las compras.
¿Porque me auto declaro una adicción? porque lo hago cada vez que tengo la oportunidad, lo hago tenga ganas o no y si no lo hago o no puedo hacerlo me produce una sensación casi desesperante que de concretarse la compra pasa en ese pequeño lapsus entre no tenerlo y tenerlo a un sentimiento cargado de culpa.
En el medio está toda una cuestión moral medio incogible pero real, uno no puede dar un paso sea donde sea sin dejar un cadáver por detrás ¿Esto está mal? Sí, por supuesto, pero ¿Cuál sería una salida viable?¿Dejar de consumir?¿Hasta que punto puede uno reducir el consumo sin caer en una ridiculez? Se me arma algo como 'No apoyo el trabajo esclavo, pero necesito X artículo así que voy a tener que comprarlo'. Mi punto es: ¿Cómo se puede mover uno en esta sociedad capitalista de consumo dejando la menor cantidad de muertos en su andar y sin caer en ese tipo de hipocresía, como la del vegetariano que se come una gomita cada tanto? ¿Cuáles son las reales necesidades y cuales las inculcadas? ¿Toda esta gente no se dará cuenta que ser anti sistema viviendo en sociedad está viviendo en hipocresía constante?
Pero pasando a mi adicción ¿Cómo salgo de eso?...
Sí, estoy vendiendo lo que ya no uso (y me avergüenza lo grande que es la pila), pero al mismo tiempo sigo comprando, acumulando y en cierto punto me abruma la cantidad de prendas que tengo, pero no siempre me impide seguir comprando.
Buenooo, no sé que hacer (?) y básicamente creo que cortar por lo sano no es más que una pésima idea que solo va a alimentar más y más mis deseos consumistas.
Im a shopaholic u.u

jueves, 21 de marzo de 2013

Es tiempo de ordenarse.


¿Qué carajo tengo en la cabeza? Digo, realmente, escucho como mil voces constantes que se superponen y no se dejan ser unas a las otras por lo que jamás termino de entender que me quieren decir.  No puedo determinar un número, siquiera una aproximación, se que son muchas, o el barullo que hacen eso me hace creer, es tan insoportable que se me escapan y mis esfuerzos por reunirlas a cada una por separado para así poder detectar la médula de ese mal estar, solo fracasan como si el hecho de concentrarme en una hiciese que las demás se escapen. Pero ese escape es engañoso, es temporal. Tarde o temprano vuelven a atormentarme, cada vez con mayor intensidad.

Esta semana me di cuenta de algo, por ejemplo. Necesito la aprobación de los adultos, de cierto tipo de adultos, los que me caen más o menos bien, como si fuese una nena. Sí, como cuando somos chicos. Como cuando estamos esperando que papá o mamá nos digan que están orgullosos de nosotros, que vamos por buen camino, que somos los mejores, los más lindos...todas esas cosas que tanto me faltaron a lo largo de la infancia, y siempre. Por eso me pone tan nerviosa juntarme con mis profesores, con los que me conocieron lo suficiente como para que les importe...en primera porque les importo desde un lugar que a mis padres nunca les podría llegar a importar, y por otro lado, porque me comprenden en varios niveles ( y me pueden aconsejar desde la experiencia). Fue y es un largo camino sin una pizca de aprobación paternal, por eso me emociona tanto que los adultos reconozcan mis logros... soy una niña gritando desesperada por un poco de atención.
Estoy recontra enamorada, la puta madre xD

domingo, 17 de marzo de 2013

Cangu


Todo el 17 de Marzo transcurrió extraño. Esa tarde, la mitad del elenco estuvo ausente, por lo que salimos media hora antes del ensayo. Yo no quería volver a mi casa, busqué mil excusas,  pero por alguna razón mi sentir se fue al otro extremo y decidí que un domingo y a esa hora era el momento indicado para tomarme un taxi. Y qué bueno que decidí hacerlo.
Cuando llegué estaba toda la familia reunida, y vos, aunque panza arriba en el suelo, luchabas por respirar sin perder una gota de la energía que siempre te caracterizó, mas estabas extraño, desganado, triste, entregado ¿A qué? No quisiste ni comer carne, y cuando el nene se cayó encima tuyo ni te inmutaste ¿Qué te pasa, boludo? Te dije, ¡en otro momento te lo comías vivo!
Te pude mimar un rato más y desapareciste, nada fuera de lo común.
El nene se fue a explorar el cuarto de mis viejos, y ahí estabas, tirado, tomando aire como siempre ¿no?, aunque tenías una expresión nada usual en tu carita. Últimamente todo era fuera de lo común, me pareció que algo tenías, pero algo tenías seguro hacía como dos años, ya me habían metido en la cabeza que estabas mal, que obviamente te iba a ver mal. Además, a todo esto, mi atención estaba centrada en que Fabri no te pisara de nuevo o se le dé por romper algo. Entonces entró mi vieja, que te venía buscando.
-Está ahí, tirado, tomando aire, pero está como raro. No te avisé porque siempre que te aviso me decís que obvio que está raro…-
-¿Pero respira?-
No, en efecto, no respirabas más.
Corrí con el llanto en la boca a avisarles a mi viejo y a mi hermano, y con mi hermano tratando de revivirte a los gritos y movimientos bruscos el diagnóstico fue irremediable, te habías ido.
Te dejamos echado en donde decidiste estirar la patita una hora y algo, no te paramos de llorar ni un minuto y Mauro no se movió de ahí en ningún momento. Después de dialogar un poco estuvimos todos de acuerdo en que te íbamos a enterrar en el patio, así que mi hermano y mi viejo se pusieron a cavar tu cucha eterna.  Te bajaron, agarré una campera y junto a mi mamá los seguimos hasta el patio, donde te dejamos sin cubrir un buen rato más, Mauro tenía miedo de que tuvieses catalepsia y se negaba a taparte con tierra.
Antes de que se haga de noche, y después de explicarle que tuviste un paro y no te ibas a volver a levantar, finalmente te cubrimos. La tierra de ese patio en el que tanto te gustaba correr y tanto te desesperabas por salir a explorar cada vez que bajábamos al quincho. Te enterramos en el único patio que tenemos, pero al mismo tiempo, donde tuviste alegría y paz por montones.
Nos supiste dar todo el amor y cariño del mundo, estoy en eterna deuda con vos. Los bichos son así, amorosos, y te marcan para siempre. Vos marcaste 10 años de mí.
Daría lo que fuera por volver a llevarte puesto yendo a la cocina, aun quesea una vez más.
Hasta siempre, Cangu. Te amo hasta donde sea que estés y más.